1970. En la sala de autopsias de un hospital, Sor Paulina y Nito reconocen los cadáveres de dos antiguos amigos, compañeros de juegos infantiles, Java y Juanita. Sus recuerdos se trasladan a 1940. A una Barcelona desolada, en la que los niños, a falta de juguetes, se entretenían explicando cuentos, en lo que conjugaban lo que sabían con lo que imaginaban, la ficción con la realidad.