Desde hace más de 12 años Rodolfo y Petrita mantienen un forzado noviazgo. Forzado porque durante todo ese tiempo no han podido contraer matrimonio esperando el momento en que puedan disponer de vivienda propia y así dejar sus respectivas habitaciones de realquilados. Sus limitados recursos económicos no les permiten dar el salto a "independizarse" e iniciar la ansiada vida en común.