Buscando unas misteriosas cajas de cangrejos, Tintín va a conocer al que será su inseparable amigo: el Capitán Haddock. Para colmo, éste es prisionero de su segundo, Allan, y está totalmente alcoholizado. Antes de curarse, tendrá tiempo de regalarnos las series más bellas de sus juramentos: ¡Rayos y centellas! ¿Por cien mil diablos! ¿Patagones!..